¡Hola devoradores!
En este reto tocaba escribir un relato de suspense que empezara con la frase: ''Estoy de pie en la cocina''. Y haber, yo creo que de suspense me ha salido, pero más bien es de terror. Aunque la verdad con este me ha gustado mucho como me ha quedado, no como los anteriores.
Y en fin que os dejo el relato, y ya me diréis que os parece devoradores. ¡Espero que os guste!
Él
Estoy de pie en la cocina, de espaldas a él. No quiero
mirarle. No quiero sentirle ni a un solo centímetro de mí. Pero ahí, esta, a
unos pocos metros, penetrándome con su mirada acusadora.
- Sabes que va a volver. – vuelve a decir con su voz de
ultratumba, la cual me pone la piel de gallina.
Hago ver que no le escucho y me sirvo una taza de café. Hoy
ha sido un día muy duro en general, solo me faltaba que este idiota me esté
dando lecciones de moral durante toda la noche. Doy un sorbo al oscuro líquido
y me doy la vuelta, para observarle con rencor.
- Puedes hacerte ya a la idea de que no, estúpido. – digo
con la voz llena de odio. – Me he encargado de que así sea.
Él menea su cabeza pelirroja, sonriendo de forma siniestra.
- Creo que todavía no entiendes que, aunque te hayas
encargado de él, sigue aquí – señala el suelo
con uno de sus dedos. – y no tardará mucho en aparecer y darte tu
merecido. ¿O acaso no estoy yo aquí, mi querida y dulce Eli?
Muevo nerviosa la mano con la que sostengo la taza y con la
otra me retuerzo el pelo. Tiene razón, aquí esta él, desde hace años, vagando
por esta casa haciendo que cada día me vuelva más loca. Se acerca a mí, cosa
que no soporto, ya que estar a su lado es como estar en plena montaña helada
las veinticuatro horas al día. Alarga sus brazos y me rodea el cuerpo con
ellos, acercándome más a él. Empiezo a titiritar.
- Él no va a ser tan bueno como yo, mi dulce Elisabeth. –
acerca su boca a mi oído y susurra, de forma lenta, remarcando, haciendo que se
me pongan los pelos de punta, pues su voz es una pesadilla para mí. – Él no va
a tener piedad contigo.
Me aparto de él y empieza a reírse de forma malévola, me
tapo los oídos, queriendo fundirme con la misma tierra para no tener que
escuchar su horrible risa. Desaparece de delante de mí. Me abrazo a mí misma,
totalmente aterrada. Odio cuando hace eso, cuando no puedo saber dónde narices
se ha metido. Empiezo a llorar. No podría soportar tener otra carga como esta
durante más tiempo.
- ¿Por qué lloras mi dulce Eli? – susurra una voz tras de
mí. - ¿No eres feliz en esta casa que te compré? ¿No tienes suficientes joyas
que ponerte tal vez? ¿Acaso los vestidos ya no te favorecen como antes?
Niego con la cabeza de un lado a otro, con fuerza, intentado
quitarme su voz de mi mente.
- No tienes por qué llorar, entonces, Eli. Ahora tu vida va
ha ser mucho mejor. Podrás tener todo que quieras. – escucho una risita a mi
lado y, asustada, me dejo caer al suelo. – Oh, claro, que estúpido soy. Ahora
tendrás a él tras de ti. ¿Podrás vivir así, Eli? ¿Podrás soportar otra carga
más?
Chillo y empiezo a dar manotazos el aire.
- ¡DEJAME, DEJAME EN PAZ!
Escucho de nuevo la risita. Paso mis manos por la cara y
noto como estas me dejan algo resbaladizo y caliente en ella. Chillo todavía
con más fuerza, dejándome las cuerdas vocales. Sangre. Sangre. Sangre. SANGRE.
Y me despierto.
Todo mi alrededor da vueltas. Escucho unas sirenas lejanas.
Me levanto con pesadez y veo que todo está lleno de sangre. Asustada me miro.
No, no es mía. ¿Qué ha pasado entonces? Entonces le veo. Mi marido está en el
suelo, con los ojos abiertos, con el rostro totalmente desencajado y el torso
totalmente abierto. Muevo mis brazos, y veo que una de mis manos lleno un
cuchillo de cocina.
Y lo recuerdo todo.
Pero antes de que pueda hacer nada, la puerta de casa se
abre de golpe y entran varios policías. Primero mira del cadáver de mi marido y
después a mí, y así varias veces hasta que reaccionan y se acercan a donde
estoy. Entonces, otra vez le escucho, lejano, pero le escucho.
- Te dije que te ibas a arrepentir, mi dulce y querida Eli.
Me ha resultado el relato bastante intenso, y engancha hasta el final. A mí me parece bueno, oye.
ResponderEliminarjajaja ¡Muchas gracias! :) Con este tipo de comentarios una se anima más a seguir escribiendo.
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