¡Hola devoradores!
Esta misma semana, los administradores de El Libro del Escritor han publicado 52 retos de escritura para que este año todos los escritores no seamos holgazanes y practiquemos más.
Se pueden hacer dos cosas: o bien escribir cada semana uno o elegir los doce retos que más nos gustan y hacerlo cada mes. Yo, como soy muy temeraria, intentaré hacer cada semana uno (¡A ver si puedo!)
Este primer reto va de escribir sobre una pesadilla o sueño que hayamos tenido durante esta semana. Tener he tenido, pero al levantarme no me acuerdo así que he escrito sobre uno que tuve hace muchos años. ¿Por qué Géminis? Pues por la simple razón que en el sueño salia otro yo. Por supuesto no lo recuerdo del todo bien, por lo que algunos detalles me los he sacado de la manga.
Y nada, esto es todo, ¡espero que os animes a participar, porque promete ser muy divertido! Yo me he propuesto, por ejemplo, cuando los tenga todos hechos imprimirlos y formar mi propio libro de relatos :)
Géminis
Abro los ojos. Cojo aire, con fuerza, con necesidad, y al momento me arrepiento pues mis pulmones empiezan a quejarse al notar la pesada atmósfera cargada de ceniza. Toso, desgarrándome la garganta y al momento tapo la boca y la nariz con mis manos. Me pongo en pie poco a poco, saliendo de la extraña ensoñación en la que me encuentro, notando el cuerpo muy pesado. Aturdida, me miro todo el cuerpo, buscando el origen de la extraña pesadez que siento y veo que estoy vestida de arriba a abajo con una armadura dorada. Cuando levanto la mirada, veo que toda la estancia esta en llamas y destrozada, como si una terrible pelea hubiera tenido lugar en ella. Por los pocos detalles que el feroz fuego todavía no ha consumido con su ira, la habitación pertenecía a alguien importante pues los grandes ventanales (algunos con las vidrieras rotas) son imponentes y coloridos. Las paredes, además, tienen agujeros. Justo hay uno delante de mi, por donde un helado viento entra en la estancia haciendo que sienta un extraño contraste, pues en la habitación hace mucho calor.
Y es que, al fijarme en el exterior, veo toda una ciudad con extraños y grandes edificios, toda congelada. Sin vida.
- Veo que has despertado. - escucho decir una voz, extrañamente idéntica a la mía, a mis espaldas.
Me doy la vuelta, lentamente, dando la espalda al frío viento que viene de fuera y en el fondo de la habitación veo una chica idéntica que yo. Parpadeo varias veces. A diferencia de mi, va vestida con una armadura negra y armada con una larga y afilada lanza del mismo color. Me quedo paralizada al instante, asustada, notando una opresión de temor en el pecho que no me ayuda a la hora de respirar. Empieza a caminar hacia mi mientras me habla.
- No tienes escapatoria, hermana - dice tranquilamente - Unámonos y todo lo que temes desaparecerá, pues yo soy la fuerza que tanto anhelas.
Niego con la cabeza, temblando de miedo. No entiendo este terror que siento por este otro yo, pero solo se que debo alejarme de ella. Intento decir algo, pero el miedo se atenaza en mis cuerdas vocales y no deja que salga nada de ellas. Doy un paso hacia atrás, intentando apartarme de ella.
- Podremos contra aquellos que te hacen sufrir. - incité mi otro yo, sonriendo de forma perversa. - Las dos juntas podremos contra ellos.
Vuelvo a dar un paso a atrás. sin dejar de negar con la cabeza. Quiero escaparme de ella, pues algo dentro de mi me dice que lo que dice es mentira, que solo quiere engañarme con sus palabras.
Al momento pienso en el boquete que hay tras de mi, que me avisa sutilmente con el viento frío que entra por el, llamándome hacia él. Con un par de pasos más, podría llegar ahí y saltar...
- Solo debes darme la mano, hermana. - repite ampliando su sonrisa hasta que su rostro se desfigura y la voz le cambia por completo.
Extiende su mano. Yo me aparto todavía más de ella, asqueada y aterrorizada. Solo un paso más, solo uno más...
- Dame la mano. - ahora su voz no suena tranquila, sino que me lo ordena de forma violenta.
Acelera, pero ya es demasiado tarde. Doy el última paso y me dejo arrastrar por fuerte y helado viento. El extraño ser que antes se parecía a mi, me mira con amargura desde lo alto de la torre desde la que he caído. Cierro los ojos y, aunque este frío no es nada agradable, intento relajarme hasta que siento todo mi cuerpo en paz. Ya nada puede hacerme daño. Y, en cuanto menos me lo espero, sobresaltándome, escucho su voz.
- Volveré, hermanita. - susurra, como si estuviera a mi lado.
Entonces, despierto.
- Veo que has despertado. - escucho decir una voz, extrañamente idéntica a la mía, a mis espaldas.
Me doy la vuelta, lentamente, dando la espalda al frío viento que viene de fuera y en el fondo de la habitación veo una chica idéntica que yo. Parpadeo varias veces. A diferencia de mi, va vestida con una armadura negra y armada con una larga y afilada lanza del mismo color. Me quedo paralizada al instante, asustada, notando una opresión de temor en el pecho que no me ayuda a la hora de respirar. Empieza a caminar hacia mi mientras me habla.
- No tienes escapatoria, hermana - dice tranquilamente - Unámonos y todo lo que temes desaparecerá, pues yo soy la fuerza que tanto anhelas.
Niego con la cabeza, temblando de miedo. No entiendo este terror que siento por este otro yo, pero solo se que debo alejarme de ella. Intento decir algo, pero el miedo se atenaza en mis cuerdas vocales y no deja que salga nada de ellas. Doy un paso hacia atrás, intentando apartarme de ella.
- Podremos contra aquellos que te hacen sufrir. - incité mi otro yo, sonriendo de forma perversa. - Las dos juntas podremos contra ellos.
Vuelvo a dar un paso a atrás. sin dejar de negar con la cabeza. Quiero escaparme de ella, pues algo dentro de mi me dice que lo que dice es mentira, que solo quiere engañarme con sus palabras.
Al momento pienso en el boquete que hay tras de mi, que me avisa sutilmente con el viento frío que entra por el, llamándome hacia él. Con un par de pasos más, podría llegar ahí y saltar...
- Solo debes darme la mano, hermana. - repite ampliando su sonrisa hasta que su rostro se desfigura y la voz le cambia por completo.
Extiende su mano. Yo me aparto todavía más de ella, asqueada y aterrorizada. Solo un paso más, solo uno más...
- Dame la mano. - ahora su voz no suena tranquila, sino que me lo ordena de forma violenta.
Acelera, pero ya es demasiado tarde. Doy el última paso y me dejo arrastrar por fuerte y helado viento. El extraño ser que antes se parecía a mi, me mira con amargura desde lo alto de la torre desde la que he caído. Cierro los ojos y, aunque este frío no es nada agradable, intento relajarme hasta que siento todo mi cuerpo en paz. Ya nada puede hacerme daño. Y, en cuanto menos me lo espero, sobresaltándome, escucho su voz.
- Volveré, hermanita. - susurra, como si estuviera a mi lado.
Entonces, despierto.
¡Ah, escalofriante! Muy bueno el relato, voy a entrar al reto de El libro del escritor, a ver si puedo cumplir un relato por mes, al menos.
ResponderEliminar¡Saludos!
¡Gracias Cyn! Si vas a incribirte en el reto ya ire leyendo tus relatos :)
Eliminar